Descripción
Era el bomboncito de todos/as, o mejor dicho, de mi ángel de la guarda, pero me convertí, con el paso del tiempo en una persona basada en inseguridades, complejos y en desequilibrio que no terminaría nada bien en cuanto le pedí a mi hermana que me hiciera una foto. Los comentarios que recibí a lo largo de mi vida, me irán destruyendo tan física como mentalmente.¿Hasta dónde puede llegar un comentario sin maldad?¿Cómo puede una persona desarrollar en sí misma una auténtica pesadilla día tras día? Cuando empiezan esos comentarios, ni tú mismo/a ni nadie, es consciente de su trágico final. A mí, me toco vivirlo, viví ese final que ninguno/a quiere pero que en realidad, entre todos/as te lo han buscado.Pensaba que las dietas milagro irían a sanar todas aquellas anotaciones que hacía la gente sobre mi físico, pero estaba en lo incierto. Me equivoqué, me hice daño hasta no poder más y sobre todo, le hice daño a mi familia. Mi obsesión se convirtió en mi rutina o mejor dicho, en mi adición por no comer, hacer deporte y cómo no, utilizar conductas que me herían día tras día.Pero al final, todo tiene una victoria y yo, frente a mis peores enemigos, salí victoriosa. Conseguí sanar, crecer y sobre todo, aprender. Aprender a saber que si pides ayuda, te ayudarán. Por ello, acudí a consulta psicológica, la mejor decisión que tomé en ese transcurso de tiempo. Para aquellas personas que esos enemigos se han apoderado de su mente, ánimo, el pozo sin fondo aunque parezca que no tiene fondo, tiene salida.