Descripción
Durante el siglo XII, la Orden del Císter, que seguía la Regla Benedictina, fundó numerosas abadías en Inglaterra, y muchos masones ingresaron en la orden como hermanos conversos. Debido a esta participación en la vida monástica, los masones incorporaron a sus rituales elementos tanto de la Regla Benedictina como del Ritual Cisterciense. Entre los elementos provenientes de los usos y rituales monásticos encontramos expresiones como «libre y de buenas costumbres» o «justo y perfecto», así como el Signo de Socorro, las plegarias, el examen de los candidatos, la postura durante la Obligación, el hecho de elevar la Obligación a la condición de vinculante besando el Volumen de la Ley Sagrada, la participación del resto de hermanos en la recepción del neófito, la prueba de caridad o la costumbre de llevar al nuevo hermano a un asiento en la esquina noreste del templo. También el Ágape sigue de manera precisa los usos monásticos, pues toma prestados de ellos la disposición de la mesa, la bendición, la ubicación del Maestro y los Vigilantes o la Lista de Brindis, muy especialmente el Brindis por los Hermanos Ausentes y el Brindis del Retejador. Más que hablar de influencia, la realidad es que la Regla Benedictina y el Ritual Cisterciense formaron el crisol donde fraguó el ritual masónico.