Descripción
Papá, ¿por qué eres mediador?Me ha venido a la mente la famosa frase de una campaña publicitaria colchonera: «Papá, ¿por qué somos del Atleti?». Y con el síndrome de la mediación que me ha picado rápidamente he cambiado la pregunta que me hizo mi hija, Lidia: «Papá, ¿por qué eres mediador?».He pensado que esto de la mediación es uno de los grandes fenómenos sociales de nuestro tiempo, algo que está de moda, no mueve pasiones ni dinero, pero altera la vida de las personas que entran a conocerla. Personas de cualquier ámbito personal y profesional.¿Por qué me habría de avergonzar yo de escribir de mediación?Mi afición por la mediación se mantiene inalterable, se va puliendo poco a poco, va mejorando. Si me apuran, ha ido a más con los años. Todo empezó un día cuando llegué a casa de una charla donde habían hablado de mediación, me senté y pensé: «¿Qué bien suena eso, podría yo aportar algo?». Y la respuesta en mi cabeza fue: «No tienes bastante con tus alumnos de secundaria, no te dan ya bastantes conflictos que te llevas a casa que quieres más». Pero ese día me había picado el síndrome de la mediación y ya no me ha dejado, ni quiero que me abandone.Cuántas veces delante de mí espejo he mirado a la persona que sale en él y le he realizado esa misma pregunta siendo su respuesta siempre la misma: «Lucha por tus sueños y quita todas las piedras del camino, hazte mediador». Y eso intento hacer, luchar por mis sueños de mediador. No sé si tengo todas las cualidades para ser un buen mediador, pero lucharé por ellas, porque debo responder a mi hija: «Soy mediador porque quiero enseñarte a resolver los conflictos que la vida te ponga por delante».Ojalá las reflexiones de mi práctica de la mediación, que hay en el libro, puedan servir a todas las personas mediadoras o no.