Descripción
En el desarrollo de la humanidad se observa que ha predominado siempre el control, la expansión, dominación, conquista, lucha, velocidad. Todos estos aspectos corresponden a un mismo tipo de energía: la masculina. La naturaleza masculina se ha impuesto, relegando lo femenino a un segundo plano (cuando no a último). Es evidente la descompensación de la energía y esto se traduce en numerosas patologías sociales e individuales.Es necesario que ocurra un cambio. Lo realmente transformador sería la recuperación de lo femenino en todos los ámbitos del sistema. Para ello es indispensable que la mujer emprenda una activación consciente de su propia naturaleza; conozca el poder de su energía femenina y lo potencie sin dudas, sin miedo. Valorar la sabiduría que todas llevamos dentro. Este proceso es muy personal, requiere de gran honestidad con nosotras mismas, mucha reflexión, observación y conexión.La mujer ha demostrado que puede desempeñarse en un mundo de hombres y es aplaudida por ello; pero ¿podríamos decir lo contrario, respecto al hombre, sin que sea motivo de burla o desprecio? Tenemos realmente claro ¿qué es el mundo femenino? La idea de lo femenino, que manejamos, ¿es nuestra, o la tomamos de un sistema predominantemente patriarcal?Es hora de identificar qué códigos y patrones nos han alejado de un sano desarrollo como mujeres y como especie. Es hora de tomarnos tiempo para indagar de dónde surgen muchos malestares físicos y del alma, aprender a escuchar el pulso de la vida, qué nos dice nuestro cuerpo, identificar los mensajes de la madre naturaleza, en definitiva, conectar con nuestro corazón.