Descripción
En solo siete años el pastor Hans-Claus Ewen de Alemania perdió a su mamá, a su esposa de 54 años, a su hermana mayor de 64 años y su cuñado. Quedarse viudo con tan solo 50 años presentó una incisión muy dolorosa en su vida. Como padre de dos hijas, una de ella embarazada con el primer nieto, y pastor de una iglesia con sus respectivas responsabilidades, tuvo que enfrentar el difícil proceso de superar esta gran pérdida a nivel personal, pero también, siendo pastor, a nivel bíblico y teológico. Su iglesia había orado incesantemente por la sanidad de su esposa por ocho meses; había habido incluso profecías que declaraban que iba a ser sanada. La iglesia se portó de una manera linda con su familia, con mucho amor, apoyando con comidas, con visitas y muchas cosas más. Sin embargo, y a pesar de la oración y los ayunos, Teresa murió el 9 de abril de 2008. ¿Cómo se maneja una situación como esta? ¿Cómo dar explicaciones bíblicas, cómo tratar con las preguntas, la confusión, las dudas, la tristeza propia y la de su congregación?Poco después del diagnóstico del cáncer fatal de Teresa, Hans-Claus había escrito al presidente de su federación de iglesias pentecostales en Alemania, pidiendo apoyo en oración. Terminó su carta citando Romanos 8:28: todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios. El presidente Ingolf Ellßel contestó que por supuesto iba a orar, y añadió el comentario: «Sería bueno dejarle a Dios que definiera este bien». Selah.En los meses después de la muerte de Teresa, Hans-Claus aprendió muchas cosas que hubiera preferido no aprender. Se dio cuenta de que la ayuda verdaderamente útil para una persona doliente viene, o bien de personas que han pasado por este valle personalmente, o bien directamente de Dios. Muchas personas llegaban a expresar su pésame diciendo: «Yo sé cómo te sientes». A veces Hans-Claus les preguntaba si también habían perdido a su cónyuge y la mayoría no habían tenido esta experiencia. Muy raras veces Hans-Claus les decía que si no habían perdido a una esposa o un esposo no eran capaces de sentir lo que se siente. Por otro lado, había dos pastores amigos quienes en años anteriores habían perdido también a sus esposas. Los comentarios y los consejos de ellos fueron de verdadera ayuda porque no hablaban de la teoría, sino de la experiencia.El proceso del duelo viene acompañado de momentos en que los sentimientos y los pensamientos están en estado de caos absoluto. En tales momentos solo pueden ayudar personas que conocen estos estados, o bien Dios. Lo que no ayuda son consejos teóricos de personas que desconocen el estado emocional que el doliente vive.Hans-Claus escribió este librito siete años después de haber perdido a su esposa, y lo hizo con el fin de ayudar a personas a superar su pérdida de tal manera que con el tiempo se puedan llegar a ver buenos resultados en sus vidas. Además de esto, hablando con diferentes pastores y líderes, se le ha confirmado que la iglesia evangélica necesita una mejor teología sobre la muerte, ya que este tema aún es un tabú en muchos círculos. Particularmente las secciones del mundo evangélico que enfatizan en demasía temas como «la vida victoriosa» y las sanidades divinas harán bien en revaluar sus conceptos acerca de la muerte de los cristianos.
