Descripción
La educación ambiental es un campo de conociendo emergente de nuestro tiempo signado por una profunda crisis civilizatoria. Educación que surge de las críticas relaciones entre personas, sociedades y naturaleza para promover la construcción de nuevos conocimientos capaces de articular la fragmentación disciplinar, con nuevos campos de conocimientos científicos, saberes tradicionales y la reconocida separación de lo humano de lo natural. Legado histórico que ha puesto a la humanidad por sobre todas las demás formas de vida. Reconocemos también una creciente conciencia planetaria sobre las relaciones de interdependencia entre las personas, su entorno y las diversidades (culturales y biológicas).Son estos algunos fundamentos que muestran a la educación ambiental con una gran capacidad movilizadora. Es muestra de ello el amplio, diverso y participativo Primer Congreso de Educación Ambiental que se llevó a cabo en mayo del 2004.Este texto es en parte resultado de este Congreso, pero también, una aproximación al estado de la educación ambiental en Argentina, haciendo especial énfasis en una cuestión crucial como es el de la formación de los educadores ambientales.El Congreso es resultado de una amplia estrategia de educación ambiental llevada a cabo por la Escuela de Formación Pedagógica y Sindical “Marina Vilte” de CTERA, desde principios de los 90. Esta se implementó mediante Jornadas regionales en torno a conflictos ambientales locales, seminarios y talleres de formación docente y de dirigentes. En esta estrategia la formación de los educadores ambientales es su centro neurálgico, mediante la implementación desde el año 99, de una carrera de posgrado en educación ambiental en convenio con la Universidad Nacional del Comahue.Acciones que tienen por horizonte promover y facilitar procesos de sustentabilidad a nivel local, regional y global. Sustentabilidad que solo podrá lograrse si se da un profundo cambio de racionalidad, es decir, pasar de relaciones en la que son los mercados y sus instrumentos los que pretenden ser garantía de equidad, democracia y conservación de la naturaleza a una racionalidad que sea respetuosa del funcionamiento de los grandes ciclos de la tierra, sus sistemas ecológicos y las culturas vinculados a ellos, como base insustituible de la subsistencia de la humanidad toda.