Descripción
Los docentes estamos en tránsito. En tránsito entre el instructor que fuimos y el educador que debemos ser; entre la confianza que otorga una autoridad institucionalizada y la vulnerabilidad que supone tener que ganarse diariamente el respeto del alumnado; entre la defensa de una cultura hegemónica y la necesaria sensibilidad hacia otras culturas y formas de pensar; entre la cómoda objetividad de los libros de texto y la convulsa realidad virtual de Internet.En ese tránsito, es fácil perderse, naufragar en el intento y abdicar de compromisos y responsabilidades. Ya no resulta posible ser solamente un químico que enseña su ciencia, o un mentor que modela unos valores, o un tutor que canaliza los impulsos, o un mediador que soluciona los conflictos. Es necesario serlo todo. Construir versiones de uno mismo para ajustarse a cada contexto, a cada clase, a cada claustro de profesores, a cada familia, a cada alumno. ¿Imposible? No. Como ocurre en los doce relatos –llamémosles casos– que se analizan en este libro, los docentes podemos ser –y todos lo hemos sido en distintas ocasiones– exigentes y tolerantes, innovadores y conservadores, reglamentistas e indulgentes, obstinados y flexibles, y muchos etcéteras. La clave está en cuándo, por qué y para qué ser una u otra cosa.