Descripción
Normalmente huimos del miedo como si fuera un problema, pero ignoramos que a veces es remedio y solución. Cuando me encontré a mi padre con quince años después de pasar una vida alejado de él por su alcoholismo, me esperaba de todo, menos lo que realmente sucedió.Lo hallé entre los encantos de un frío día, perdido en las calles de nuestro pueblo y caminando hacia mí con la mirada del que sabe que va a cambiar tu vida para siempre. Poesía, boxeo, música, pasado. Costumbres y pasiones que se hubiesen quedado en anécdotas de no ser del misterio que él albergaba tras ellas Definitivamente, algo no encajaba y pronto empecé a darme cuenta del problema, de cómo dos personas vivían en una sola; por una parte, el genio que todos admiraban y, por otra, el bohemio que moría por sus propios fantasmas. Porque a veces son las personas el misterio más grande que se puede conocer y porque siempre nosotros mismos somos el perfecto hogar de nuestros miedos.