Descripción
Los maestros intentamos formar personas fuertes, de virtud y ese virismo o virilismo no tiene género. Pero sí tiene un nombre: educar. Quien está en desarrollo (¡y ay de quien no lo esté!) necesita una ayuda durante toda la vida, que siempre se encuentra en proceso. A esta ayuda la llamamos educación. Educar es desarrollar las capacidades perfectivas, actualizar lo potencialmente existente fuera y dentro de nosotros mismos. Todos somos una joya en proceso de pulimentación. Educar es nutrir, alimentar, enriquecer, activar lo mejor.